Entre chaparrones y los cambios de escenarios que precisamente provocan la lluvia, la Muestra de Artes Fantásticos (MAF) ha traído este fin de semana a Santander a doce compañías de distintas países dispuestas a sorprender y hacer disfrutar a niños y grandes. No han faltado juegos, cine, clowns, poesía y una impresionante exposición en la Escuela de Náutica que permanecerá hasta el día 1 de octubre. Hasta ahora, los espectáculos de interior son los que mejor respuesta han tenido por parte del público que no se ha dejado amilanar por el agua y ha acudido a las convocatorias. En la tarde de ayer, el polideportivo del Colegio Numancia acogió una de las propuestas más divertidas, ‘Náufragos’. Estaba prevista que se celebrase en los bajos del Centro Botín. Se trata un espectáculo en clave de clown de dos náufragos del cotidiano que viven a la deriva. Un homenaje a todos los viajeros que alguna vez se sintieron náufragos y un guiño a los naufragios cotidianos desde el humor y la fragilidad.

La Muestra, que concluirá hoy domingo, cuenta con juegos, teatro en miniatura, esculturas de cartón, barracas y una sala de cine diminuta, entre sus actividades

Otra de las propuestas que, por ser interior, también ha tenido bastante ajetreo desde su inauguración el pasado viernes en la exposición instalada en la Escuela de Náutica lleva por título ‘Habitantes de Shaoxing’ y su historia es casi tan interesante como las piezas que muestra. Tras una intensa carrera profesional en los campos de la ingeniería civil y el desarrollo de software, Warren King decidió cambiar de estilo de vida. Comenzó a manipular el cartón de forma trivial, cuando sus hijos empezaron a pedir trajes y máscaras. Descubrió entonces que el cartón es en realidad un maravilloso material para trabajar, y se planteó hacer algo más serio.

La inspiración para el proyecto al que pertenecen las ocho piezas que ha traído a Santander la encontró cuando viajó por primera vez a China hace seis años, a la aldea donde habían vivido generaciones de su familia. Durante este viaje se encontró con personas que, sorprendentemente, tenían recuerdos de sus abuelos, de cuando habían vivido allí antes de la guerra civil china, personas con las que compartía una conexión cultural, racial y ancestral que se cortó cuando sus antepasados dejaron ese lugar hace 50 años.

Se trata de una serie de figuras de tamaño natural hechas con cartón y pegamento, un proyecto en curso para recrear a los habitantes de la aldea de sus abuelos de forma individual.

Su trabajo no es tanto sobre los individuos que están representados como sobre sus propios intentos de entenderlos y sobre las limitaciones de estos esfuerzos, así como el anhelo de conectar con las experiencias de todos los emigrantes alrededor del mundo hoy en día.

En esa misma Escuela, El MAF, que un año más está organizado por la Fundación Santander Creativa (FSC) y dirigido por Ana Lekube, ha instalado uno de los espectáculos más originales. Lleva por título ‘Las tribulaciones de Virginia’ y sorprende desde la misma entrada.

Los espectadores entran en una pequeña barraca en penumbra que está llena de maquinitas, autómatas, trenes, elefantes, sirenas y multitud de objetos hechos con materiales desechados con los que los Hermanos Oligor invitan a reflexionar sobre cuestiones universales como la pérdida de la infancia, de la ilusión, de los sueños y del amor para producir una suerte de espectáculo que camina entre la realidad y la ficción.

‘Las tribulaciones de Virginia’ nacen de un proceso creativo muy particular. Senén y Javier son dos jóvenes que, en una época difícil, deciden encerrarse en un sótano a construir mecanismos, juguetes, inventos, maquinitas, miniaturas, autómatas, buscando nuevos recorridos para objetos desechados que encontraban en la calle. El proceso, que dura cuatro años y que comienza como un juego, sirve de alambique que destila cuestiones tan universales y profundas como la pérdida de la infancia, de la ilusión, de los sueños y del amor para producir una suerte de espectáculo que camina entre la realidad y la ficción. Un bellísimo mundo de instrumentos mecánicos y títeres que, tras quince años en gira, se ha convertido en un clásico del teatro de objetos.

Otro de los espectáculos de interior que están teniendo una gran éxito se encuentra instalado en la Plaza de Pombo. Es la ‘Puck Cinema Caravana’ que ya está haciendo las delicias de pequeños y mayores con un cine diminuto y móvil en el que se proyectan breves piezas con lo mejor de la animación independiente internacional. Apenas una docena de personas puede entrar en cada sesión a ese habitáculo decorado en su interior con muchos colores.

Puck muestra películas de animación de esas que no se acostumbran a ver por la tele. Selecciona cortometrajes de todas partes del mundo buscando entre el inagotable fondo artístico que ha producido el género a lo largo del tiempo. El menú es variado pero selecto. Está dedicado especialmente al espíritu, para despertar la pasión por el cine de animación, o simplemente para recuperar la experiencia del cine de una forma particular.

Se trata de una experiencia ideal para compartir en familia, cómo lo son también los juegos que se han guarecido de la lluvia bajo los soportales de la Plaza de Pombo y que llevan por título ‘Xics del xurrac’. La propuesta está inspirada en los ‘castellers’ catalanes y hasta Santander han traído Un conjunto de 18 juegos, construidos en madera y de forma artesanal. No es fácil levantarlos. El calor, equilibrio, fuerza y cooperación entran en juego para levantar las torres más ingeniosas. Tombs Creatius es una compañía de creación de juegos para la calle. Están hechos de madera porque es un elemento que permite crear y construir de forma artesanal y en equilibrio con el medio ambiente. Y se instalan en las calles para reivindicarlas como el espacio de socialización y diversión que siempre han sido.

‘El peregrino’ es otra delicadeza una pieza de teatro en miniatura, en el que el espectador es al mismo tiempo parte de una íntima historia desplegada sobre un pequeño escenario colgante. Se ha ubicado en el templete de músicos del Paseo Pereda. Allí sentados y guiados por la música, los espectadores, de uno en uno o de dos en dos, se transforman en espectadores y tripulantes de esta mágica travesía.

Vía: http://www.eldiariomontanes.es/culturas/fantasia-nubarrones-20170917224602-nt.html